Su lugar de nacimiento le marcó de por vida. Tenía una auténtica vocación por la mar. Recorrió un largo camino, cruzando océanos y convirtiéndose en un héroe sin quererlo. De hecho, sus proezas apenas son conocidas. Suena más su apodo (“Mediohombre”) que su valor o entereza.

 

Blas de Lezo nació en Pasajes de San Pedro (San Sebastián) y se pasó toda su vida luchando como marino hasta que la peste acabó con él en Cartagena de Indias (Colombia). Vivió 52 años con intensidad, superando todo tipo de adversidades. Enseguida se alistó a la Marina y muy pronto empezó a sufrir las desgracias de los combates. A los 15 años perdió una pierna; a los 18, un ojo; y a los 25, un brazo. Su valor, entrega e inteligencia le convirtieron en un hombre de referencia de la Armada de Felipe V. Entre tanta actividad y con apenas 23 años ya era capitán de navío. 

 

Su leyenda alcanzó el olimpo de los héroes marinos cuando ganó a la poderosa flota inglesa en Cartagena de Indias en 1741. Con apenas 3.000 hombres y unos cuantos barcos de guerra pudo sobreponerse a los británicos que habían trasladado al Caribe un centenar de barcos y 30.000 hombres. Con audacia y entrega derrotó a la flota enemiga y se convirtió en uno de los marinos más importantes de la historia naval española. Si fuera extranjero, ya habríamos conocido su leyenda a través de varias películas y libros sobre su vida.

 

Como este héroe desconocido hay otros militares con menor historia pero con suficiente dedicación a los ejércitos. Han pasado por todo tipo de vicisitudes y hoy reclaman sus derechos. Por eso, el presidente de la Asociación Española de Militares y Guardias Civiles con Discapacidad (Acime), Andrés Medina, ha alertado sobre el peligro que supone acometer ahora la reforma de la Ley de la Carrera Militar sin tener en cuenta la variable de la discapacidad. 

 

Medina, que también es miembro del Comité Ejecutivo del CERMI, ha comparecido ante el subcomisión parlamentaria que estudia la reforma del régimen transitorio de la Ley de la Carrera Militar. Y alertó a los diputados sobre el olvido que puede suponer una reforma sin contar con la extensa legislación sobre la materia.

 

Desde la propia Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad hasta el concepto de reparación integral contemplado en el ordenamiento jurídico español no pueden quedar excluidos en el tratamiento de las personas con una discapacidad sobrevenida.

 

Hay que huir de las diferentes interpretaciones restrictivas y anómalas, contrarias a toda la legislación referente a las personas con discapacidad, con el fin de evitar una discriminación directa y negativa hacia los militares heridos en acto de servicio. 

 

Medina también reclama la actualización de las disposiciones sobre ascensos, con el fin de evitar exclusiones si de manera súbita e inesperada adquieren una discapacidad y no pasan a la reserva sino directamente a retirados. Además de los ascensos honoríficos, sin coste para el Estado, y la falta de igualdad de oportunidades para el personal con una discapacidad parcial, declarado útil con limitaciones. 

 

Variables de una misma vertiente: todos somos iguales. Con y sin proezas, hombres o mujeres. No hace falta convertirse en héroe para reclamar los mismos derechos. Y no puede haber una nueva discriminación por discapacidad. Blas de Lezo no lo permitiría.

 

(Una exposición recrea la leyenda de Blas de Lezo en el Museo Naval de Madrid hasta el 13 de enero de 2014)